lunes, 21 de enero de 2019

W. Eugene Smith: la fotografía y la necesidad de redención

Foto: Consuelo Kanaga
W. Eugene Smith and Aileen (su esposa), 1974.
W. Eugene Smith (Kansas, 30.12.1918 – Arizona, 15.10.1978), fotógrafo estadounidense, aspiraba a que sus imágenes fueran también arte, perdurando en la historia más allá de su aparición eventual en una publicación periódica. Fotografió la ofensiva estadounidense contra Japón durante la II Guerra Mundial. En Okinawa fue herido por un mortero; cuando se recuperó, decepcionado por la fotografía documental, perfeccionó los géneros del foto-relato y del ensayo fotográfico. Es considerado uno de los grandes autores de la fotografía humanista.

Publicó en Newsweek y Life y en los años 50 se unió a la agencia independiente Magnum. Comenzó un proyecto documental en Pittsburgh que debía durar tres semanas, aunque él lo alargó durante un año. Disputó a menudo con el modo en que trataron sus fotografías los editores y fue pionero en subrayar la importancia de la participación del fotógrafo en la edición y publicación final de su trabajo.

Desde 1980, la Fundación William Eugene Smith concede premios a los autores comprometidos con el género de la fotografía humanista.

Fuentes: WikipediaMagnum PhotosFundación W. Eugene Smith.

Sus palabras

Smith escribió varios artículos sobre la responsabilidad del fotógrafo. Aquí citamos “Photographic Journalism”, en Photo Notes, june, 1948, conforme a la traducción: “Fotoperiodismo”, en FONTCUBERTA, J. (Ed.), Estética fotográfica, Gustavo Gili, Barcelona, 2003, 209-212.

Smith empieza el artículo subrayando el enorme sentido de la responsabilidad que ha de tener todo fotógrafo. Esa conciencia personal explica en cierta medida su elección por el fotoperiodismo, la elección de los temas, el tiempo que invertía en ellos (el estudio detallado y la convivencia en los lugares y con las gentes a las que fotografía) y su interés por la labor de edición y publicación (es el modo en el que su trabajo va a llegar al público):
“La fotografía es un medio de expresión poderoso. Debidamente empleada, es un gran poder para nuestro mejoramiento e inteligencia; mal empleada, puede encender muchos fuegos inoportunos. El fotoperiodismo, debido al enorme público al alcance de las publicaciones que lo usan, influye más sobre el pensamiento y la opinión del público que ninguna otra rama de la fotografía”.
“El fotógrafo debe asumir la responsabilidad de sus obras y las consecuencias de estas. Pero cuando su obra sea una deformación, será también proporcionalmente un crimen contra la humanidad. Aun en temas poco importantes, hay que adoptar esta actitud”.
En sus fotografías busca una verdad que exige interpretación, es decir, una penetración profunda en el sentido de lo que está fotografiando. Esto le lleva a prevenirse de los prejuicios o ideas preconcebidas, sean estos de sus editores, del público o de sí mismo. Esto mismo le previene de intentar reproducir directamente los sentimientos o ideas de los fotografiados pues eso, además de ser imposible, supone renunciar a la propia interpretación honesta de la realidad. Finalmente, esta búsqueda de sentido le previene contra la llamada “objetividad”, puesto que esta da sólo una imagen superficial, empírica, de los hechos. La verdad es algo más profundo que los hechos: “El fotoperiodista no puede tener más que un enfoque personal: le es imposible ser totalmente objetivo. Honesto, sí; objetivo, no”.

También explica cómo las decisiones técnicas y estéticas son, a la vez, decisiones interpretativas, es decir, éticas, relacionadas con la verdad que se quiere encontrar y participar:
“Hasta el momento de la exposición, incluso en ese mismo momento, el fotógrafo está obrando de una manera innegablemente subjetiva: al elegir en enfoque técnico (una herramienta de control emocional), el motivo, el momento exacto de la exposición, etc., está haciendo una mezcla de variantes interpretativas para obtener un conjunto emocional, que será la base sobre la que se formará la opinión el público observador”.
Así, el fotoperiodismo puede ser también arte y pasar a formar parte de la historia:
“El ámbito de la fotografía debe mostrar hombres con integridad, de mente abierta, de propósito sincero, con la inteligencia y perspicacia necesarias para penetrar en el núcleo central de las relaciones humanas y con la rara habilidad de poder dar la totalidad de sus hallazgos imparciales al mundo”.

“El deseo final de todo artista fotógrafo que trabaja en periodismo es que sus fotografías vivan en la historia, más allá de su importante, pero breve, vida en una publicación. Pero sólo se podrá alcanzar ese estado si se combina una profunda penetración en el tema con la perfección compositiva y técnica, un conglomerado esencial de cualquier obra maestra de fotografía”.
Sus fotos

Soldado estadounidense encuentra un niño muerto, Saipan (1944).

Imagen del reportaje Country Doctor, uno de los primeros foto-relatos (1948).

La piedad de Minamata, del ensayo-fotográfico Minamata (1973-1975), 
sobre los efectos de la polución industrial en un pueblo pesquero japonés.

The Walk to Paradaise Garden (retrato de sus hijos), 1946.


Velatorio español (en Deleitosa, España), del fotoensayo Country Village (1950).

Más fotografías de W. Eugene Smith, en el archivo de Life.



La crítica

John Berger (Londres, 1926 – París, 2017), pintor, novelista, poeta y guionista, nos ha dejado algunas de las mejores críticas de arte publicadas en las últimas décadas. En una de las recopilaciones de sus textos, Understanding a Photograph (2013) encontramos reflexiones sobre la obra de Smith. Citamos por la edición en español (BERGER, J., “W. Eugene Smith, notas para ayudar al director de cine Kirk Morris a hacer un documental sobre Smith”, en Para entender la fotografía, Gustavo Gili, Barcelona, 2017, 133-138).

Las preguntas que allí se plantea Berger sobre Smith son modélicas para comprender el trabajo de cualquier fotógrafo:

¿De dónde procedía este hombre? “La pregunta no es sólo geográfica, pero también cultural, social, histórica. ¿De dónde sacó sus ideales, sus miedos y esa modalidad especial de orgullo? … Se parecía más a un ferroviario, a un leñador o a un cantante de folk… que a un artista neoyorquino del mismo periodo”.

¿Qué le impulsaba, de dónde sacaba toda esa energía? “Su amor a la fotografía. Su arte. Pero, ¿cómo veía él el arte? Tenía una actitud esencialmente religiosa con las palabras, con la música, con respecto a su propio trabajo. Para él, el arte era una forma de redención… algo que acompañaba al drama de la búsqueda del bien… Buscaba una verdad que, por su propia naturaleza, no era evidente. Quería que sus imágenes convirtieran al espectador, que, a través de ellas, viera más allá de las mentiras, las vanidades y las fantasías de la vida cotidiana… Su fotografía emplea un lenguaje bíblico”.

¿Qué le formó en su origen? “De su madre no sólo recibió el hábito del castigo, sino también el principio de la compasión y de la necesidad de salvar el mundo”.

¿Dónde reside el talento de su fotografía? “Para él las apariencias sólo revelan la verdad ocasionalmente. Y para él, el resto del tiempo son mentira. Para él, Pittsburg representaba la condición humana en ese momento. Más que una ciudad, era la representación de la vida en esta tierra”. “La figura de la víctima… es siempre horizonal. La figura de quien la sana o la llora es vertical”. La cruz, o un aspa, una composición muy repetida en Smith que casi siempre apunta a una lectura simbólica.

“Los fotógrafos de su tiempo empezaron a mirarlo como a un héroe porque siempre protestó del uso deshonesto, vulgar o sentimental de cualquiera de sus fotos… no sólo se daba cuenta del mal uso que se hacía de ciertas fotografías, sino también de que se sustituía toda una visión del mundo por otra. Una visión frívola pasaba a reemplazar a otra moralista y sombría. Una Piedad se convertía en portada de revista”.

¿Ética y Estética?

Una interpretación pobre de la Ética consiste en reducirla a un conjunto de normas sobre lo que se puede o no se puede hacer. En realidad, las cuestiones éticas aparecen en el momento en que un sujeto debe tomar una decisión. El ser humano no se limita a reaccionar frente a la realidad, sino que por lo general puede responder, de diversos modos, a esa realidad que se le presenta. Esa capacidad de responder es el origen de la responsabilidad, que consiste en tratar de responder del mejor modo posible. “Buscar la mejor acción posible”, esa es la búsqueda ética. ¿La mejor para qué? Para la felicidad, la realización, la plenitud, que tiene que ver con lo que es bueno para uno e, inseparablemente, para la comunidad de las personas con las que convive, de la que uno es más o menos responsable.

W. Eugene Smith es un referente moral en el ámbito de la fotografía por esta conciencia de responsabilidad que pesa en todas sus decisiones, grandes y pequeñas. Para él, la búsqueda de la mejor acción posible parece ser la de esa acción que salva, redime, libera, trasciende lo puramente material y mundano. Identifica esa responsabilidad con su vocación, que es una forma especialmente fuerte –quizá la mayor– del sentido ético, pues compromete toda nuestra vida, se nos presenta con una opción fundamental que condiciona todas las demás, hace de nuestra búsqueda una misión.

Al servicio de esa búsqueda de lo mejor (lo mejor posible, se entiende) está la elección de los géneros (fotoperiodismo, relato fotográfico, ensayo fotográfico), los motivos y temas, las técnicas y también las decisiones estéticas en tres niveles expresivos distintos. En primer lugar, lo representado empíricamente en sus imágenes: situaciones dramáticas. En segundo lugar, el simbolismo que trasciende esas situaciones: el médico es un Sanador, la madre es una Piedad, etc. En tercer lugar, la tensión compositiva, abstracta, formada por cruces o aspas que además de introducir un dinamismo poderoso en sus imágenes, nos remite de nuevo al lenguaje simbólico: tierra y cielo, materia y espíritu; y la posibilidad o el intento de unirlos mediante la sanación, el llanto, la plegaria, la ascesis.

Nota de: @AlvaroAbellan

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